En una mañana como ésta
me enteré que ya no había
recuerdos que se parezcan
a los forjados aquel día.
Formados por alegrías
que ese amor traían,
disfrazadas con pereza
pero que alejaban la tristeza.
Eran una sonrisa y una caricia
que se escapaban sin prejuicios
y de a poco se transformaban
en una especie de vicio.
Uno que no controlaba
y tampoco quería controlar,
a tu lado solo disfrutaba
de una realidad sin soñar.
Pero el destino te alejó
y el tiempo nos perdió,
ahora solo quedan recuerdos
de lo que alguna vez sucedió.
Donde sea que estés
quiero que recuerdes
que nunca te olvidaré
y tuyo siempre seré.