Aquí huele, solo a muerte,
a ingenuas vidas descalzas,
níveas rosas decapitadas,
regios sueños mutilados
y moribundos ideales.
Desangra mi Patria bella.
Se enseñorea la violencia.
Mi alma está desnuda
y mi oración es lastimera.
Aquí, no hay alegría,
solamente caras largas,
tenebrosos y amargos días.
labios arqueados de dolor,
nativos ojos sin horizonte.
Jaime García Alvarez
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