De: Una mujer llamada Irlia
Las hojas van cayendo
Y nadie las ve,
El viento es fuerte y nadie lo siente,
La lluvia moja y nadie se mueve,
La luna llora pero no conmueve,
El día clama eternidad,
La noche no se puede quedar,
No hay sitio alguno
En el lugar que he de ocupar,
Hacia donde camino entre el silencio y el mar.
Melodías que se desencadenan
En acordes de gloria,
Felicidad perpetua de mi ser,
Hacia todos lados camino
Y me rió de la furia
Que nunca más a de nacer
Mi mirada esta pálida
En su mirada inquieta
Que Juguetea en el parque
De mi corazón
En el espacio infinito
Como un eterno recurrir
La busco una y otra vez,
Sollozando su nombre
La misma historia volverá a ocurrir
Dos gotas de cristal cayendo
Sobre las olas del mar,
Dos luces, una de sol y la otra de luna,
Ambas amándose en los misterios
De una unión total
Dos pétalos de rosa cayendo
llevadas por el viento
Se encuentran en el aire
Para convertirse en una lagrima.
Autor: Francisco De Tescia.