Hace estragos la lluvia
en el patio saturado de miedos
Ayer amé las aguas desprendidas de los ojos de DIOS
Como cristalinos alcatraces en picada
Como hielos que se funden en su recorrido veloz
Derrumba los sueños que se tejieron en años
Ya no te amo
Casi te aborrezco porque me haces daño
Ya no refrescas, inundas, oprimes, enfermas,
Me conviertes en barro
Me Acechas con dolorosos recuerdos
y el frio se proyecta
Mas allá de la piel, más allá del abrigo
Ya no eres la lluvia del poeta aquel,
ni mía
Eres la amenaza que asedia mi espacio manso
Cada vez que mojas mis cansadas mejillas
Brotas de la nada en torrente impuro
Gotas de esperanza apaciguan mi orgullo
Y me enfrento al resfrío
que apaga mi canto
Y te temo tanto
Por haberme herido.
Ayer tocaste mi puerta
con tu mirar colorido
Confirmándome tus fuerzas,
Restregándome tu olvido,
Yo que vivo en las laderas
De lo que antes era un rio
Duermo en los viejos poemas
que me inspiraste algún día.
La vida se me tejió de momentos
La lluvia se areció de diminutas gotas
Y se transformó en fuerza
En energía que arrastra y ahoga
Que irónicamente quema,
si quema
No es absurdo este dilema
Ya su efecto no es relajante
No es un poema perfecto Como antes
Solo espero que previo a llevarme
tomen su cauce, que salga el pulcro sol
que te evapore, mientras trato de borrarte
mientras lloro
por las musas que te llevaste.