Hola señor ladrillo
yo soy el cemento,
seamos amigos
en todo momento.
Yo le daré fuerzas
para que se levante
y usted me dará dureza
para tener aguante.
Juntos ganaremos medallas
cuando logremos construir:
edificios, casas y murallas
labrando así el porvenir.
Adiós señor ladrillo
espero piense mi propuesta,
escuche lo que le digo
y lograremos las metas.
Y así los dos amigos
hicieron bella amistad…
El cemento y el ladrillo,
amigos fueron de verdad.
Alejandro J. Díaz Valero