DEL BESO AL VUELAPIE
Que extrañas nos parecían las calles
y grandes avenidas,
iban y venían, por las ciudades...
Entrelazados nuestros dedos
no sosegaban, unidos con ansia,
como queriendo ir
a buscar un refugio,
temerosos de no
poder ser comprendidos,
por saltarinas vías
siempre jaleadoras,
de sus velocidades.
Nuestros ojos parpadeaban
frente a la luz burlona
de los viejos faroles,
llenos de vibraciones
opuestas al amor,
porque todo su arrullo
quería oscuridad.
Y qué necesitados
éramos de cobijo,
en lugar de la fila
última de aquel cine,
que parecía estar
hecho para los sin
sitio adecuado, para
unirse en fuerte beso.
Seguían nuestras manos
de amor agonizantes,
bullendo entre los dedos
su mensaje pasión.
En las calles de luces amarillas
de acá para allá, en busca de las sombras,
en la noche alumbrada
por farol alcahuete,
que ofrecía la muerte
del beso apasionado
dando albedrío, al beso vuela pie.