La noche se llenó de ti,
de ese aroma de lucero nocturno,
que tu silueta dibuja con amor.
Te soñé, eres toda ilusión
como la estrella de un vagabundo
que errante, enamorado y feliz
le entrega su caminante corazón
a la flor más bella del mundo.
No hay mar azul que te haga olvidar,
ni puertos alegres en el alma
encontré al fin la calma
en el regazo del jardín florido
de la única mujer que he de amar,
para siempre mi amor querido.