Si buscas un amor exclamativo
con el acento propio de las flores,
que vista cada día traje nuevo
que luzca en sus hombreras dos galones,
que te cante ópera en tus sueños,
que te escriba versos ampulosos,
que te hable en francés mientras te besa,
que habite un palacio fabuloso,
que te muestre un sol donde hay nubes,
que te lleve en un caballo ambarino
al país donde hasta el infierno es hermoso
y que te prometa el oro y las estrellas
entonces mi amor no es lo que buscas
porque él es más bien un tipo silencioso,
que toca la guitarra si le dejan,
que habita un ático en mi pecho
por el cual paga una costosa hipoteca,
que no habla el francés
ni el esperanto del aroma floripondio
porque es un simple obrero
que viaja en bus hasta su empleo,
que trabaja de sol a sol
para tener al día sus facturas,
para que no le corten la luz que lo alumbra,
para no verse sin techo en una calle.
Mi amor, ya ves, es humilde como el pan
que sólo pude prometerte su abrigo
y decirte siempre la verdad.