Negra, deja que escampe y mañana,
sin llover sobre mojado,
Me oirás tocar tu ventana, para llegar a tu lado
Antes que yo, llegará la fragancia del perfume,
Que es el que siempre te avisa, que ya estoy llegando a ti.
Pero la lluvia que cae, con nada es comparable,
Ante el torrente de amor, que hace que mi pecho estalle,
Ese que nació por ti, y cuida cada detalle,
Para que nunca te alejes, y que su aliento no exhales.
Negra de mi corazón, deja que escampe y mañana,
Antes de caer la tarde, me tendrás sobre tus brazos;
Podrás saborear mis besos, sentirme que soy muy tuyo,
Empapando el sentimiento; arropado en su linaje.
Y con mi asiduo decir, el que tú muy bien conoces,
Que no existe una mujer, que haga feliz a un hombre;
Como lo haz hecho conmigo; OH, tú divina beldad,
Que de un bardo eres la musa y de su vida bondad.
Deja que escampe y mañana, al salir la luz del sol,
Voy a llegar campechano para entregarte mi amor;
Y si las aguas de un rio, por la lluvia que ha caído,
Me quiere aguantar mi paso, desde ahora se lo digo,
Que yo seguiré campante, después de pelear conmigo.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita