No; no era ella.
Es solo un instante en la autopista
Que me recuerda que viajo
Hacia el lado contrario
De sus besos…
Mientras la música de Beethoven
Se pierde en la armonía vacía
De miles de miradas
Idénticas a la de ella.
Yo solo la pienso.
¿Qué mas puedo hacer?
Si no he hecho lo infinito,
Es porque lo infinito no existe…
Ella distrae mi mirada.
Sus ojos son de luna recién nacida.
Y yo todavía esperando su respuesta…
Pues entre las quinientas puertas
Que había que pasar entre ella y yo…
Ahora me queda solo su memoria…
Pero viaja conmigo.
Sí. Su aroma lo distingo en mi hombro.
Su voz deambula con la brisa
Que mitiga la tristeza en mis pestañas.
Cálida, tierna, orgullosa…
Como colibrí emigro sin avisarme.
Llueven fantasmas a mis pies
Que abrazan mi asiento cargado de nostalgia.
Olvido que tengo una sola vida.
Y nunca será tan relativo
Ahora sin ella.
Los recuerdos no existen.
Se pierden en el pavimento
Que el tiempo ahora aplasta…
Recuerdo que sus manos eran el descanso de mi partitura.
Tal vez ese compás que no terminare de analizar.
Pero No; no era ella.
Es solo un murmullo en la autopista.
Parecen suspiros,
El sonido de los autos
Corriendo a mi espalda.
Y solo.
Solo quiero que pase otro aniversario.
Aunque ya el calendario me marque
El mes numero 32...
Recuerdo que sus ojos eran el vacío de mi soledad.
Pero No; no es su mirada.
Su mirada no es.
Solo soy yo.
Que aun espero su respuesta.
Ahora...
Solo con Beethoven
acompañándome el silencio...
Miyagui Yuyatsi