... Y los veo caminar...
Todos transeúntes de la vida misma,
cada uno preocupado por un mundo propio
donde las reglas, las esperanzas
y hasta las desesperanzas
son únicas.
Y avanzan al yugo desleal del destino
buscando el tesoro de la felicidad enajenada.
Y vuelcan el sudor de las entrañas
en cada gota de día que descarnan.
Y caminan,
escupiendo en cada célula de las horas
lo no vivido y acallado por las sombras.
Y son todos transeúntes de la vida
que a veces nos sonríe
Y a veces nos llora…