Soledad, hoy eres eco de mi voz
y recuerdo cálido con aroma a café,
el amanecer sin tus cabellos negros
es vivir sin la luna y su esplendor.
¿Por qué has decidido partir?,
hoy vivo con un neutro pensamiento
y un dolor en el pecho que no me deja vivir,
tan solo puedo verte en mi recuerdo
y si digo que no te extraño es por que de seguro miento.
Una vieja mesa de noche es testigo
de las cartas y poemas.
Una tasa de café puro es testigo,
del amor que no tiene fronteras.
Estás en mi música, no lo niego,
aunque ausente, te has convertido en mi mano derecha
y es que solo contigo encontraba sosiego,
¿Me amas?, te siento y veo que llegaste impredecible;
Soledad, entraste en mi corazón como una flecha.
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