Verso viscoso de consistencia necia.
¿Por qué te afanas buscando mi palabra?
Pero si acaso el corazón quieres que abra,
debes primero callar tu impertinencia.
Si intentas tu sortear su resistencia,
cargando su latir, de soez vocablo,
más te valdría, pactases con el diablo,
antes de insultar así su inteligencia.
Cuando el verbo desconoce la prudencia,
versa el lenguaje cual cruento latigazo,
que enluta el verso con mísero trancazo,
manchando en sangre, su letra con violencia.
La vida me ha entregado como herencia,
dulce lengua, prodigiosa y refinada,
con palabra exuberante y calculada,
es capaz de transmitir su bella esencia.
Es por eso que no encuentro conveniencia,
a ensombrecerla, con verbo mal gestado,
desluciendo con lenguaje abochornado,
la belleza, que reviste en su cadencia.
Y es que viendo, de tu verso consistencia,
el corazón palpitando se lamenta.
Tu palabra retumbando cual tormenta,
vuelca su triste latir en penitencia.
Un modismo puede hacer gran diferencia,
cuando concebir poema, el verbo trata.
El poeta entre sus versos se retrata,
cual perfil, de lo esencial en su existencia…