Tan abrasivo fue sentir su vida, junto a mis brazos,
que se iba comiendo en una unión indivisible
de almas, como si fueran destinadas de siempre,
como si nunca se conocieran, pero sabíanse todo;
¿alguien nos detendría frente a tal bello acto?
dudo que así en algo puedan, porque
es ser día y noche al mismo tiempo,
es tocar el cielo,
aunque se tengan los pies en el suelo;
es lo imposible de creer que parecía nada
y, sin embargo, hizo que dos corazones sean esto.
John Clark