Sol, hace tiempo que lo sé…
Que tienes el corazón en llamas
Y que a la noche… por mí reclamas
Prendida al recuerdo de un doncel.
Más, hay un secreto que desde tiempo guardo,
También yo soñé contigo sol…
Pero soy un ser vedado,
Para vos… fuente de luz, calor y amor…
Yo soy un ente encantado
Un monigote con sombrero negro
Con ojos de berenjena, nariz de zahoria…
Y una negra sonrisa escarchada.
Irónicamente de blancos cristales hecho
Reluciente soy para el amor o el desdén
Blando… o rudo para las manos
Gratas… o ingratas.
Soy el que el invierno trae
A veces tierno, otras veces cruel…
Efluvio, agua, escarcha… por el frio
Aunque de tanto frío… ya me duela el alma.
Conmigo reverdece la primavera,
Más, luego de mí, ella, se aleja;
Llevándose en la alegría de sus colores
El manantial de mis emociones.
Y en una cuevita de su corazón
El recuerdo tal vez , de un arroyuelo
Fugaz a sus pies, en pleno deshielo.
¿Lo ves?… Si tus manos me tocaran
Acabaría mi vida entre tus dedos
Agua se harían mis cristales
Gota a gota fenecería en charca
Y luego sol, tú me desecarías…
¡O me volverías río de torrentoso cause,
Entonces ni Dios me detendría!
Por eso te pido sol…
Que mis ilusiones, tus rayos agiganten
Desde la luz primera del alba…
Hasta el cobrizo del atardecer,
Mas no importa, si en tu zenit
Mi sombra se pierde, lo mismo que mis ensueños.
Ahora, sólo guárdame por las noches
Con amor en un retrato y bésame
Con pasión o con ternura,
Desde allí dónde vos estés.
Sol, enlacemos nuestros lenguajes
En el único idioma que conocemos
Principio y fin de toda gran historia…
El idioma del amor.
Delalma
Lunes, 19 de marzo de 2012