Manitas de panes dulces
risitas de sonajero
hasta tus ojos seducen
pues brillan como luceros.
Manitas de trompos que giran
ojitos que parecen cielo
que cada vez que me miran
me saben decir: Te quiero.
Manitas de flores abiertas
suave risa de cascada,
cuando a mi lado te acuestas
perfumas toda mi cama.
Manitas de aves en vuelo
con risas de suaves cantíos
eres un ángel del cielo…
eres el hijo mío.
Manitas de panes dulces
risitas de sonajero,
tu presencia me produce
orgullo y amor paterno.
Alejandro J. Díaz Valero