Tienes en tu mirada
una orilla dormida
donde siempre recuesto
mis secretos delirios.
Entro en tus focos húmedos
de llantos peregrinos
y me bebo las gotas
de tus amores idos.
Ilumino tus ojos
con mil besos de armiño
suavecitos pedales
serpenteando tu nido.
Escurro tus enojos
empapados de frío
y sumerjo mi todo
en la paz de tu inicio
Tu mirada se torna
un gran sol que deslumbra
porque ya has olvidado
tu pasado infecundo.
Y te vuelves un niño
despojado de miedos
porque estamos unidos
por las manos del cielo.