Aún queda la esperanza aquietada
por el mimo del susurro del nuevo día;
por la sublime fuerza del ánimo indestructible
que va quedando tras el obligado silencio
envuelto en su sonrisa,
que se aleja cabalgando en su espacio interior.
Aún queda la esperanza
como único resquicio
en este muro de lamentos,
como respuesta y teoría inconclusa
para calmar tanta inquietud;
para dibujar sin pinceles portentosos paisajes
donde los árboles en danza con el viento
pueden hablar regalando sus hojas,
y los ríos, -venas de la vida-,
rompiendo y acercando con su magia
todas las distancias.
Aún queda la esperanza
de volver a soñar;
de volver a ser todo lo que ayer
en la callada ofrenda al díos
que ninguno conoce,
hicimos con las manos libres
sin nudos ni ataduras,
dejando escapar el ansia…
de llegar a Ser.
© Jpellicer