Tus caricias necesito,
imposible vivir así;
me siento tan solito,
mi corazón sin carmesí.
Tú secaste mis lágrimas
sólo con una sonrisa;
te dedico estas rimas,
escritas bajo la brisa.
Yo necesito tu calor,
nuestros dedos enredar;
¿No sabes que es mi dolor:
no poderme aquí quedar?.
Hoy debo seguir luchando,
hasta esperar el día,
que regrese cabalgando
y verte con alegría.
Fher.
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