La verdad salió a pasear,
buscando quién la quisiera
y por no tener a nadie
se fue a vestir de fiesta,
en la boca mas sana
del cristiano mas correcto,
se vió negada tres veces
y el gallo fué su recuerdo.
Viajó por el camino del sabio,
entre tanto vericueto
quedó tendida agotada
y se fué en desvanecimiento.
En su viaje sin destino,
entro en un vaso de vino
del parroquiano casual,
muriendo del mismo mal.
La iglesia me recibirá,
para enseñarme a los píos,
fué una mala idea aquella
se fué tan lejos como las estrellas.
En la casa del poeta,
quiso descansar un instante,
sin tranquilidad acabó
camino a los infantes,
y el niño que ya sabía,
de las mentiras constantes,
contó su verdad pequeñita,
a todos los hombres parlantes.