Alejandro

A la mirada que no me ha visto

A veces simplemente no se sabe

como empezar un poema

y ya van las manos marcando la memoria

dejándose llevar, indomables,

entre el beso que me debes,

las cuerdas de mi guitarra,

entre tantos suspiros tiesos

y te veo, te veo

aunque no te escucho,

pero las manos no paran,

no se dejan parar

cuando hablan de ti

y desatan la nostalgia

y me recuerdan la sonrisa

y te escucho un poco

porque divagar será, contigo,

el mejor de los momentos

que nunca han existido.