Gorrión fisgón,
que vigilas incesante
desde el tejado,
observando con intriga
en cada momento.
Indiscreto e imprudente,
pero de mirada afable,
revoloteas con gracejo vuelo,
aproximándote sigiloso
con saltarines movimientos.
Aguardas, pero distante,
para entrar en tu nido,
donde esperan tus pichones,
que darán buena cuenta
de tan suculento insecto.