Mis manos recorren tu cuerpo
tan conocido...
tan misterioso siempre.
Mi labios colaboran en la investigacion
valles y montañas...
Buscando la centella de tu estremecer
El simple temblor,
el sonido de un gemido.
Somos exploradores siempre,
con tiempos, sin apuros.
Amantes inerrogadores de detalles.
Entonces el abrazo conseguido
durara siglos.
Asi lo recordara la cabeza.
Con la magica mezcla
entre ver, oler, oir y sentir.
¿Acaso hay mas?