Corretea el musgo entre mis dientes.
El sinsabor de la noche pasada
deja lugar al orgullo de haber resistido
a las mareas fanáticas y a los minutos retraídos,
minutos que pasan sin dar explicaciones
sobre el futuro.
Corretea la cognición dentro del éxtasis.
Solo y revoloteando sobre mí mismo,
desequilibrado por motivos de idealismo,
resolviendo rompecabezas de noches en vela,
así como resuelve este musgo exaltado
roer el impulso de mis dientes.