bernardo cortes vicencio

LA SOLEMNE PAUSA DE LA FRASE

“El porvenir de un hombre

no está en las estrellas,

sino en la voluntad

y en el dominio de sí mismo”

William Shakespeare

 

 

Leí los fantasmas extraños de su voz

su antiquísimo idioma de escritor

                                          joven y neurálgico

dos puntos indisolubles en la palabra

redondeó la efigie con sus dedos.

 

El equilibrio marmóreo en la sedosa línea: el relieve.

 

Ahí estaba la hoja

dotándose de brisa en su tez blanca de agosto  

aquella isla turquesa donde se llenaron sus manos

                     el rito

             el culto

       la ceremonia

liturgia de cada letra

                   a sus 17 años.

 

Ensimismado en su postura ambigua

su mirada de ave triste  se oculta en la sombra

de los depredadores inmundos

de aquellos que se rieron de sus códigos venerables:

                                                           el ser poeta.

 

No me juzguen si lo que escribo no se entiende

no me pregunten porque estoy triste todo el tiempo

no me miren para reírse de quien soy”

 

La avalancha de ese río de efluvio  quijotesco

la encontré en sus emociones incomprendidas

sobre el latido incipiente embrionario y húmedo

que le dedicó a la idea

a la estrofa 

a la letra.

 

Hoy comprendo su policromía

dentro de su nostalgia con el papel

conjuga al viento dándole  sonata

porque él es un poeta

porque él es un niño agazapado en la mesa

porque le roba diezmos inconfundibles a los árboles

                                       la savia a la naturaleza en flor

                              y la piedra

                    a la piedra muda y fría

y al quinqué de un cielo ebrio de estrellas. 

 

Y absorbe los objetos del rompecabezas

cuando estudia los sonidos de la lluvia

a la penumbra del sentimiento haciendo eco en los libros.

 

Y le dedica canciones al oído

al poema a capela

preso al movimiento acústico

llevando en la mochila un ciclo de estaciones.

 

 

Sólo el omnisciente mudo surcará su rostro filial

la solemne pausa de la frase

la musa constante y callada

donde se quiebran los pasos de mi amigo

                                            que no lleva rostro

                              más que su fiel lazarillo

                     la tinta y la pluma

que acosan  inevitable …sus  genes. 

 

Bernardo Cortés Vicencio

Papantla, Ver; México