Se te han aclarado más los ojos,
los veo y me imagino que te
recetaron gotas de miel para ellos.
Cómo es entonces que llorabas,
y no resbalaba nada dulce
de tus pupilas claras?.
Te traigo un frasco de vidrio
para que derrames dentro
lo triste de tu delirio.
Por la noche abriré tus lágrimas
y para saborear tu llanto,
las untaré sobre el pan
de mis angustias.