En la intermitencia de una vela veo tu rostro,
callado, abandonado, desposeído.
Y quería el preguntarte el ¿Por qué?
el estar así de manos vacías de alegría,
con tu llanto implosivo.
Dime algo
¿Hace cuanto que no te has lanzado con los ojos
cerrados o abiertos a los abismos de la vida?
Dime
¿Hace cuánto que no te regalas una sonrisa,
una flor para tu alma, una palabra de aliento
ante lo funesto del día?
¿Hace cuánto que llevas un antifaz u otros objetos
que adornan tu cuerpo que hacen siempre ocultar tu alma?
Y aunque el alma esta en los ojos a ratos los ocultas
con las manos vacía de esperanza.
Me estaba preguntando estas pequeñas cosas cuando leía tus palabras,
Tus gestos, tus recuerdos, tus imágenes, llenas de enigmas,
misterio, ternura, seriedad.
En aquel café, en donde siempre nos encontrábamos
para sabernos del día a día.
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