Ah! lo que es el amor
que no cuenta las distancias,
que tiene la paciencia
y prosigue las marchas,
que corre más veloz
que las tribus y sus lanzas,
que se trepa rápido al árbol
así el león no lo alcanza.
Ah! el amor, el amor,
me hizo bajar de la palmera
cuando al fin corroboré
que no había león ni pantera,
resulta que pasear por África
no era cosa sencilla,
a menos que sea en un tour
y no entre la gramilla.
Voy a ser breve con esto:
tras los caníbales tan cariñosos
no sé si prefiero un vudú
o mejor mil veces un oso;
entre un león y un elefante
me quedo con el segundo,
pero prefiero los cocodrilos
si el elefante se pone rudo.
La cuestión es que llegué!
corriendo arbustos de la selva
aparecí en tu ciudad
con un mono en la cabeza,
pero no importaba porque llegué!
al fin tanto recorrido
se terminaba de una vez,
daba fruto lo sufrido.
Corrí como una loca,
como Heidi dando saltos,
la gente me miraba,
se reían los mulatos,
toqué feliz a tu puerta,
me saqué al mono de la cabeza,
corroboré cómo estaba mi aliento
y decidí que mejor no me besas.
Estaba en esos detalles
cuando abre una señora
y me mira muy curiosa
"quién molesta a esta hora?",
me dijo que ya habías partido
"a dónde????" interrogué,
"el señor se ha vuelto a sus tierras
a dónde más podría ser?".
Ay, el amor, el amor,
en un arranque de locura
revoleé al mono por la avenida
con mezcla de llanto y furia,
agarré a la señora del vestido
"para dónde se fue, dígame!!",
ella apuntando un dedo
susurró "allá, para allá se fue!".
Solté a la pobre mujer
y comencé a caminar decidida,
pero ella en su sed de venganza
llamó a la policía,
me subieron al primer avión
que se iba para Argentina,
pero oh, la casualidad,
a mitad de viaje, el avión se caía...
CONTINUARÁ...