Oscar Perez

El equipaje

El equipaje

 

Macilento, cansado, cierto en fiebre,

te celebro viajando al final de mi jornada,

fue un día duro, lunes, sol agreste,

con los ojos pesados me deslizo en tu recuerdo.

Sé que una vez salió de un auto rojo tu sonrisa,

tu voz de río oscuro, tu piel pura,

quemada en unos años de aventura y de naufragio,

sé que encontré la flor que di por mustia,

la llave con la puerta que da al cielo del terrestre.

Luego los meses acercaron el otoño,

rachas de frío, cuchillazos de hoja parda

y en el pecho una nube de lágrimas salobres.

Mi terquedad casi cortó tu vuelo,

pero siempre tuviste un espacio para mi alma,

guardó tu trayectoria en mis ojos dulce nido,

por eso ahora, gris, acontecido,

vengo cantando entre cabezas gachas,

entre obreros y madres con el pan en plena frente,

vengo buscando esa hora en que te encuentro

y en que basta con tocarte para entender que amar vale la pena.

 

28 05 12