nelida anderson parini

ÉSTA TERRIBLE MANÍA.

Con pesar inconsecuente,

pasa de la risa al llanto,

restando a la vida encanto,

en desazón  patente…

 

Haciendo de su presente,

un vivir atormentado,

en padecer alocado,

va desvariando su mente.

 

En actuar poco prudente,

caminar desaforado.

Como gato acorralado,

desconociendo gradiente.

 

En un vivir penitente,

va reviviendo el pasado.

Recordando lo olvidado,

el corazón se resiente.

 

El sentimiento naciente,

a sufrir se ha condenado,

por la pena es agobiado,

en la alegría abstinente.

 

Que pena me da esa gente,

con su sufrir  empeñado,

su camino es empañado,

con su tristeza creciente…

 

De su error quizá inconsciente,

aún no se ha percatado,

su vida ha acostumbrado

a vivir siempre doliente.

 

En ese actuar persistente,

su espíritu está cansado,

se abate apesadumbrado,

ante el dolor impotente.

 

Si bien sabe ser paciente

y al llanto dejar de lado,

de tanto verse azotado,

hasta se muestra impaciente.

 

Y aunque mucho haya luchado,

por recobrar su alegría.

Esta terrible manía,

su brillar ha desgastado.

 

Pese a sentirse agobiado,

en absurda cobardía,

se levanta en osadía,

por esperanza guiado.

 

A la bondad se ha confiado,

llenando de luz el día.

Pleno de sabiduría,

al amor hace llamado.

 

Para sentirse aliviado,

echa mano a rebeldía.

Y reuniendo valentía

 la tristeza ha desterrado.