Carta a mi amor en el cielo.
Obscuro, borrascoso,
inmensamente triste,
para los dos mi vida
es este aciago día.
Yaces bajo la tierra
y afirmo los pies encima de ella,
tratando de pasarte
mi calor por entre grietas.
mis ojos mojan
tu actual habitación
sin encontrar maneras
de poder evitarlo,
pues me regaste
con el dulce zumo
de todos los frutales.
Como te extraña amor
todo mi cuerpo,
como hace falta
tu voz en mis oídos,
como extraña mi ser
las caricias de las suaves manos
que no tenían prisa.
Mis labios se desangran
deseando los ardientes besos
que hasta ayer me diste,
hoy los necesito
más que nunca
pero ni uno solo
puedes darme.
Todos se han marchado…
no sienten la pena
que tu ausencia deja,
también yo me marcho
dejando tu cuerpo
llevándome tu alma
y también tu espíritu,
para no estar sola,
muy bajito hablarte
para que me cuides,
y un día cualquiera
con tu calavera
volveré a casarme…
RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR:
MIRIAM RINCÓN URDANETA.