Es la historia singular
de una nube llorona
que quiso a tierra bajar
a conocerla en persona.
La tierra seca en terrón
le dio cordial bienvenida
y le abrió su corazón
de manera divertida.
Dos amigas muy distantes
Se abrazan en ocasión,
alegres siguen triunfantes
todas llenas de emoción.
La nubecita llorona
junto a la tierra seca
reían y echaban bromas
alejando tristezas.
Y esa amistad bonita
por siglos se ha mantenido,
la nube siempre la visita
y la tierra, le da cariño.
Alejandro J. Díaz Valero