(poema surrealista)
Entrégame la fuerza del cemento,
un espejo,
una serpiente enrollada y un asceta.
Una escoria sin perfume,
un tiempo para naufragar.
Entrégame la aurora sobre un lienzo,
la esperanza montada sobre un espejo.
Luego sí, ahógame entre tus despojos,
alienta mi cosmovisión,
un manto de bandadas de pájaros mortecinos
se adhiere a mi piel lánguida, apática.
Un aguijón de madre prematura,
un ardor de escamas de camalotes,
la seducción de las algas sobre las rocas,
la impresión del agua sobre la cuenca.
Luego sí, endúlzame la perfección,
el orgullo así me pertenece
como el sol le pertenece a la mar,
como si vertiera en ella una joya preciosa
junto al fondo neblinoso de arena.
Una reflexión justa
para la tumba de las especies,
un crisantemo para la desazón y la desidia,
castígame con las magnolias
amigas de los huracanes y de los ciclones.
Alerta aquel principio de ebullición,
elévate sobre las auroras boreales,
mis manos te alzarán y te entregarán al sol
y en la playa las olas bañarán tus ilusiones
de negros colores neutros, sin luz, sin carismas
y entonces sí, encúmbrate
sobre la estirpe más mundana.
CARLOS A. BADARACCO
1/6/12
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