El aroma de tu piel
esparcido sobre mi soledad,
y se deslizan las cristalinas lágrimas
sobre el vértice de mis nostalgias.
La pureza de tu mirada
hace que mi alma,
se arroje sobre las orillas
de tu eterno resplandor.
El frescor de tu presencia,
y mi soledad
se rompe en mil pedazos
llenos de amor.
Tus tiernas palabras,
y mi soledad
se convierte en un niño
pletórico de anhelos.
Tus caricias inolvidables,
y mi soledad
se convierte en voces
llenas de matices multicolores.
Tu maravillosa mujer,
y mi soledad deja de existir,
…y mi soledad.
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Carlos Dos Santos Daniel