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Comas y puntos

 

Me fui y volví.

Regresé para buscar;

pluma y tintero.

Desde allí donde marché,

donde una vez estuve,

brotaron como hojas escritas;

lágrimas arbóreas

describiendo acrobáticas suertes,

cuales bien conocía solamente el árbol;

por atender sirviendo a los siglos, por ser viejo.

 

 

   ***   ***   ***

 

 

Partió de marcha ya

mi humano terrenal,

quedó deshilvanado parte de mi ser,

alejado del plácido abrazo estacional,

del mar y la tierra fugado.

 

 

Llegó a ser tan soluble,

aprendió a disolverse,

estuvo obligado a practicar,

las variantes estructurales,

para poder solventar:

la inherente cojera del tiempo

-tan inocuo por imberbe como arcano-

 

 

Puede que ahora ya:

la carne de mi lengua salivée enmudecida,

se halle rota,

perezca en el vientre de gusanos

o inunde los charcos siendo áspera ceniza.

O cortada a cachos ande desecha,

esté adosada a la intemperie,

de un pasado construido

con la fuerza de ignotas centurias,

que acontecieron con absoluto desparpajo.

 

 

Ojala sirvan, sean útiles; la mano y lengua tenidas;

vitalidad remoje su polvo, 

éste alcance a secar:

abiertas e incongruentes cicatrices.

Se empapen de su jugo, sanando las heridas,

y el sudor se vierta productivo,

rememorando moratorias fructíferas.

 

 

Si así pudieran hacerlo,

quedará satisfecha toda vida,

-la vida hecha muerte frente al solsticio-

Volverá a sonreír:

la decaída y aparente pobre cara de la muerte,

donando magnífica vida.

Rememorará consciente el persistente seguido;

nota tras nota, gota tras gota,

vaciándose sobre el cristal,

poseyendo la coma y el punto,

la pausa indispensable precisa.

 

 

318-omu G.S. (Bcn-2012)