Insomnioptera
La playa
A Darío Ruido
Darío emerge del agua como una extraña certeza
luego viene a mis brazos destrozándolo
todo
y nuestras sombras navegan
(en el sueño que somos)
un arruinado vals.
No sé bailar
Darío tampoco sabe.
Extraviamos el tiempo en otras multitudes
porque aquí solamente renacerán los pájaros,
las algas,
la playa,
el viento,
el oleaje que vemos
y sus labios
sus anhelantes labios…
Sus anhelos ardientes…
rasgan mis intestinos como un plug (de deseo)
y escarba
como si reclamara en mis arterias
hasta la última gota
de corazón antiguo
de entre toda la ruina que era yo
antes del mar
antes de hallar el cielo en esos ojos claros.
Casi puedo sentirlo
hermosamente mío
divinamente mío
Nada puede delernos (hasta ahora)
-ni siquiera la nada dolería-
En esta hora
en que los dos
en ambos
-sinceramente en ambos-
nos morimos.
Darío me hace temblar
Me hace el amor mil veces
mil
mil veces
Y un buen día despierta
(de entre mí)
y yo miro en sus ojos
que ha recordado al fin
de dónde viene…
luego escucha esa voz
llamándole
pidiéndole
de entre las olas
que regrese a ese sitio
(sea cual sea)
No he de decirle nada todavía
¿qué podría decirle?
-Tengo cosas que hacer,
pero si quieres puedo
acompañarte
hasta donde mis fuerzas me permiten
Hasta aquí llego yo-,
le digo.
Y es en donde pensábamos
(los dos)
que terminaba el mundo.
Lo miraré perderse.
Poco a poco se aleja de mi cuerpo
se va hundiendp en la tierra en donde las banderas
comienzan a existir.
Se va de mí
Se va
y se queda en mi vida para siempre.