ELIS MANUEL AVENTURERO

INFIEL

Seduces como inocente fémina,

 como flor maltratada, que nos roba un consuelo

acaricias con voz que llega a la eclíptica

de un corazón que gira moribundo,

herido en el suelo.


voz que sana y sutura,

que gime con desasosiego,

que me da ternura

que se vuelve eco en mis perspicaces sueños

que me hace puro y a la vez traicionero.


Se vuelve mi pecho húmedo pañuelo,

De tu llanto supuesto, cual lluvias de enero

Me envuelven tus labios,

santificas mis besos,

Me dices te amo con tono ligero

Arrumas la leña de la ardiente hoguera

Mientras se desatan las musas del cielo

 antes prisioneras.

Elogio tus ojos,

tu ausencia me enferma

descubro tu encanto te pinto un poema

me ciega la niebla,

olvido principios allá entre tus piernas

me hundo en los pétalos de un jardín sin hierbas

 me hacen prisionero de una  flor ajena

no encuentro las fuerzas para detenerme

ya soy un esclavo de tu desnudes

a cada momento la hoguera la enciendes

y atizo la leña ardiendo a mis pies.


De aquel que te abruma sueltas pestilencias,

es inmerecido tu encuentro con él

me ofreces tus manos  te hago mi princesa

entre sabanas cómplices del tímido hotel

me abrazas, me besas lo haces culpable

Justificas tu engaño, te niegas infiel.


Todo se esfumó en tu mente audaz

Como una aventura de tu inquieta ira

Como Una cobranza de un desliz fugaz

Y la hoguera arde en mis madrugadas

Como anima en pena penetras mi calma

Te lavas la cara tan frágil tan  santa

Tan llena de encantos, de sonrisas falsas

En casa te esperan los brazos,

las metas, los lazos,

La ilusión de un "para siempre"


Niegas el momento en que sucumbió tu careta

Y entre frías burlas me agobias, inclemente

Como impura saeta que mi pleura rasga

Y me asfixia el verbo que antes te adoraba

Supe de tu celo que nunca se sacia

Que han sido infinitas tus pizcas de aventuras,

Luciendo un ceñido tapiz de hermosura

Y un cruel maquillaje que todo lo ignora

Aquí está tu nombre que tu moral suprime

Oculto entre líneas de aquel que te escribe

De aquel que te amaba,

de aquel que te implora

Que devuelvas el corazón aquí a su pecho

A ver si en las noches transcurren las horas

Sin que llegue tu sombra a dejarme deshecho.