Por creerme indigna de alguien digno, caí en el conformismo perpetuo, sintiendo que nadie sería capaz de darme amor y moral a la vez. Por creerme siempre errante, otra noche en vela paso sumida en el lamento, arrepintiendome de lo que nadie recuerda y recordando lo que a nadie importa, sufriendo el dolor en carne viva de sentirme penumbra en la luz, viviendo el remordimiento cada dia de haber faltado donde necesitaban de mi y haber sobrado donde nadie buscaba que yo este. Por creerme marchita entre los rosales, deje de sentir autorespeto y comence a cubrir mi juventud con inseguridad. Deje de ser quien se alocaba y daba risas para transforrmarme en alguien que oculta su miedo en una sonrisa dibujada. Olvide que detras de todo eso que me acompleja, mucha gente volvio a sonreir por mi ayuda, que mejore en amplios aspectos, que brinde humor, caricias y ternura, que jamas envidie y que supe perdonar aun lo imperdonable. Olvide que si Dios me supo perdonar, quien soy yo para no aceptarme, que es hora de cambiar mi autoexigencia, que soy alguien nuevo dia a dia y que cuento con el bien mas preciado del universo: la capacidad de escribir.