En el país de Bakongo en el África central
Cuentan las lenguas de antiguos guerreros
que habitaba un rey en el poblado akaymbala,
Tuvo cuatro hijas a las que llamó,
Primavera, Verano, Otoño e Invierno.
Al rey no le importaban sus hijas ni su trono
Solo buscaba el heredero varón que nunca tuvo.
sus tendencias al exceso, acabaron destruyendo
todo lo bello que había a su alrededor.
Una noche, su doceava concubina, dio a luz
a un niño varón, el cual nació sin vida,
desatando la ira del rey; ordeno ejecutar a sus cuatro hijas
y enterrar el cuerpo sin vida de su heredero en el
nacimiento del rio, que él mismo había secado con su avaricia.
Pasaron días y una tormenta infernal se desató, el llanto
de una criatura bajaba desbordado como si tuviese vida propia,
los movimientos sísmicos no cesaban, grandes inundaciones
destruían todo a su paso.
Dicen que agarrado a un tronco, el rey gritó su última frase,
-¿Por qué, me castigas de esta forma?-
De repente entre las turbulentas aguas del río,
mientras engullía su cuerpo,
se escuchó el tronido de una voz joven
que respondió:
-Con tu egoísmo y tu ira, has destruido todo a tu alrededor,
hasta mis cuatro hermanas asesinasteis,
Ahora cada tres a siete años, seré yo quien venga a castigaros a ustedes,
Y me apellidaré "El Niño", fenómeno cíclico de la naturaleza.