Hoy no ganaron las estrellas,
hoy ganaron las rosas disgregadas en tu cama,
las jazmines en tu pelo,
ganó la espera a punto de desesperarse,
y la desesperación convertida en espera,
la constancia contrariada por instantes profundos,
ganó la mesa servida sin los protagonistas;
hoy no ganaron las estrellas,
ni el anís estrellado,
hoy ganaron los ojos tristes,
con los que siempre te he admirado.
Hoy no ganaron los recuerdos colgados de tu espalda,
ni la luna dibujada en tu cuarto simulando besar al mar,
hoy ganó el manantial resfrescando el claroscuro de mi pensamiento
y el relog de arena, sin arena y sin tiempo,
hoy no ganaron las estrellas,
más,ganaron la estrellas de mi pecho,
reunidas en secreto,
nombrándote por decreto, mi universo.
Hoy no ganaron los caballeros del zodíaco,
hoy ganó mi corazón convertido en caballero,
ganó la flecha salida del arco del amor, directa al corazón,
y unos cuantos cántaros repletos de razón;
hoy no ganaron esas estrellas acostumbradas a ganar,
hoy ganó mi derrota porque supo levantarse,
entre tantas almas caídas que alguna vez alcanzaron la cima,
entre tantos papeles rotos, donde alguna vez un poema murió.
Hoy no ganaron las estrellas,
pero, posiblemente mañana ganarán,
mientras tanto seguiré mi camino contigo reposando en mi hombro,
con una mano sujetando la tuya, mientras la otra te señala un norte,
hoy no ganaron las palomas mensajeras,
ni ganó tu ribera en mi río,
hoy ganó la soledad gritando en el frío,
y ese secreto que guarda el amor mío,
hoy no ganaron las estrellas, es cierto,
pero, ganaron todos mis momentos alumbrados por tu estrella.
Ricardo Felipe
Un soñador sin mucha estirpe