A mi querida madre…
Cuando era niño…te amé con insistencia,
Y en tu regazo de amor, me adormecía,
Temor nada sentí.
Se anidaba el valor en mi inocencia.
Ni un llanto forje…ni lagrimas salieron,
Sin que tu mano amiga, consuelo a mí me diera.
En cada caminar…aliento me sobraba
Y en cada despertar a mi lado estabas.
El canto más hermoso de un ave,
Escuchamos silente en la alborada,
Y en cada tempestad de los inviernos,
Viví… , seguro en tu refugio!!!
Pase más tarde, la juventud eterna,
Amándote también…como aquel niño,
Y hoy que doblegan los soles de la vida,
Te amo cada vez más…0h madre mía!!!