Suburbio gris,
discreto y temerario a la vez.
De risas espontáneas
y violencia a cada paso.
Orillas de metrópoli
en que millones se debaten
contra las murallas de la exclusión.
Allí en los bordes
cada quien reivindica
su identidad e historia
mostrándose tal como es
sin obligación de recurrir
al uniforme para dar batalla.
Lo real transita con crudeza
entre calles de adoquín
y veredas siempre oscuras.
Allá pasa un carro
cargando las sobras de anónimos
bien comidos
Mientras los trenes lucen
graffittis de artistas clandestinos,
y transportan pueblos con sueños a cumplir.
Calles estrechas
humeando soledad de invierno.
Eterna humedad.
Suburbio inconquistable,
tierno, feroz.
Para entenderlo hay que atreverse
a caminar sus vericuetos en sombras,
donde abundan los árboles
detrás de los cuales relumbran
armas en danza
o besos y macumba
ARLAN