En la transfiguración humana
de día con sol abrazando,
en un jardín de cruces
ángeles apostados
sobre muros de cemento
Dos hombre con sus palas,
cabizbajos y serenos.
Realizaran su trabajo,
rescatando ese cuerpo.
Las flores en homenaje
de los vivos por los muertos
quedaron sepultadas
por la tierra que las palas,
fueron sacando del suelo.
Unos restos de madera,
como cuentas de rosario
quedaron esparcidos
en ese triste escenario.
Apareciendo vestimentas
de la victima de hace años
reconociendose después,
por el pariente presente,
los resto de ese doliente
que la muerte se llevó
hace veinticinco años.
El manto del silencio
fué respetuoso y profundo
pues el cambio que aparece
a los ojos de este mundo.
La transfiguración se vió,
todos llegando a lo mismo,
solo un atado de prendas
y huesos que no distingo.