Odio que verdores de mi país… marchitas
que a sus selvas con funerario aguacero… reinas
que al paramuno paisaje entuerto… lo reptas
con tu paso yerto toda fauna y flora… ¡infectas!
¿Cómo huyo de ti… ¡sí mártires las luciérnagas!?
-Dichoso el enamorado esquivo
que al rojo crespo de tu gesto
entre cañaverales dio al olvido-
Por cementerio a monte y rio… tu puño dañino
oirá las voces del palenque de huesos abatido;
su sonora sangre a trémolos… ¡no ha dormido!
Caerán las telarañas que a tu platea… cuelgan
tu fungosa razón que al llanto… tanto adeuda
y el vil zapato con que a mi patria calzaste… de guerras.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia.