Sentada estaba una niña,
al pie de los maizales,
en sus manos sostenía,
un ramillete de azahares.
Preocupada por su amado,
del ramo arranca una flor
y con acento calmado,
a ella le interrogó.
Con cada pregunta que hacía,
un pétalo le quitó,
pues creía que sabía
los pensares de su amor.
Muy triste quedó la niña,
con la respuesta de no,
al dejar sin su corola,
aquella pequeña flor.
Ya no adornará tu ramo
ni gozarás de su olor,
¡Anda, corre, ve a su lado!,
No se te escape tu amor.