Hasta la carne posee
indiviso proceso poético.
La balanza no tiene voz
sin embargo dicta sentencia.
Un accidente paradisíaco
recorto mis horas y mi crepúsculo.
Conozco quien acarrea
el signo del escorpión.
Tal vez sea él quien
me inspeccione por estas horas.
El día no da tregua.
Quizás el corazón
sea parte del ritual.
Un juego de fuerzas
del destino y el vértigo.
Paseo por el pasado y el futuro
el presente me es esquivo.