Yo tenía mis poemas,
los he perdido,
entre sus manos exploradoras
se han escabullido,
entre su pelo salvaje
han huído
y tras sus besos de fuego
ya no son míos.
Yo tenía mis poemas,
se han fugado,
con mi razón ante sus ojos
se han marchado,
con mi recato ante su cuerpo
se han volado
y en el ardor de sus abrazos,
enajenado.
Yo tenía mis poemas
y más de cien,
escaparon desde mis labios
hasta su piel,
escribieron sobre su espalda
versos de miel
y ahora no tengo nada,
son para él.
Yo tenía mis poemas
e iré a buscarlos,
a zambullirme entre sus caricias
para encontrarlos,
a arremeterme contra su boca
para sacarlos
y que queden los poemas
sin mí para contarlos.