Patricio C.A.

Algunas distracciones

Me acabo de dar cuenta

de que cuando dejo de estimular a mi vaso de agua,

este comienza a crear, en su contenido,

unas pequeñas burbujas

que se mantienen estáticas enganchadas al cristal,

y me hace creer que quizás

el agua intenta llamarme la atención.

 

Cada vez trazo una línea de tinta sobre el papel,

esta, como una mano azulina, extiende un pequeño enjambre de dedos

como raíces diminutas que se incrustan en la piel de la hoja.

Se asemeja a un pequeño río hambriento.

 

Desde la altura de mi ventana

puedo oír, como chasquidos resecos,

los tacones de las mujeres erosionando la acera,

y he reparado en que

los que producen un mayor sonido

son los de las mujeres con aire altanero.

Serán las sobrecontorsiones que ejecutan en cada paso

las que como látigos dirigen un disparo hacia sus talones, supongo.