Eras tú quien un día me dijo...?
Eras tú, quien aprendió a volar...?
Era muy claro, ya se predijo,
¡que no era lo tuyo el caminar!
***
Pues desde siempre tu deseaste
lo que tu sendero ya insinuaba...
puesto que era la hora, y tú lograste
lo que tu alma cansada anhelaba.
***
En lo que aprendiste por las buenas
te brindó las alas necesarias
para saltear todas tus penas
y ya tus inútiles plegarias.
***
Y lo que aprendiste ayer y ahora,
desde que tú te echaste a volar,
es que tu alma sabia hoy ya no implora
¡porque tú ya aprendiste a Aceptar!
***
Y porque tú aceptas que aceptando
lo que la Vida te va trayendo
justo es lo que va necesitando
obtener el Ser, para ir creciendo.
***
En fin, comparto, yo, esta alegría
por aprender a reconocer
que en tu alma ya nació la Armonía,
y que en tu ciencia... creció el Saber.
***
Eduardo Faucheux
06-6-2012