angelab

“Salvador de hombre”

<!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:595.3pt 841.9pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} -->

En la brega cotidiana

busca el hombre una verdad,

se esconde de la maldad

con rectitud meridiana.

 

Cuando asoma la mañana

sale en busca del sustento

y aunque el tiempo se haga lento

en esa labor se afana

 

pues la familia lejana

le espera con regocijo:

una esposa y un buen hijo,

una mesa y una cama.

 

Se nombra feliz, dichoso,

se entrega sin mezquindad,

habla siempre la verdad

y todo lo encuentra hermoso.

 

Mas  si la traición lo ataca

la vida se le desgaja,

el pecho se le descuaja

y se le vuelve una roca.

 

Se enmaraña su destino,

se pierde en los arrabales,

se busca sus propios males

y se esconde tras el vino.

 

Ya todo el encanto roto

va camino del abismo,

su proceder no es el mismo,

sólo un recuerdo remoto.

 

Es una pena la vida

de este infeliz desgraciado

por un destino marcado

que a la muerte lo convida.

 

Sólo puede un buen amigo,

con cariño y con apoyo,

levantarlo de aquel hoyo

con su pecho por abrigo.

 

Si me preguntas el nombre

que ese amigo llevaría

sin dudas yo te diría:

Jesús, que es salvador de hombre.